Closer, con cuatro de mis actores favoritos, se apoderan de la cámara como si un escenario de cualquier teatro europeo se tratara. Para ellos no existe la cámara, sólo los espectadores, que se dejan llevar por sus emociones, por su pasión, por su lujuria, por sus lágrimas. Julia Roberts, una de las reinas de la comedia romántica; Clive Owen, cuyo personaje es un cabrón de cuidado en el que el fin justifica los medios; Natalie Portman, perdida en el abismo esperando a que un faro la encuentre, y el magnifico Jude Law, siempre memorable, siempre preciso y perfecto.
Y como maestro de orquesta, un grande, Damien Rice, con su Blower's Daughter de preaviso. Si os embelesa, os recomiendo el resto de su discografía, uno de mis mejores descubrimientos, y uno de mis cantautores de sobremesa.
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