Esta película se basa en la ley del Talión, el ojo por ojo, y el diente por diente, cuya única solución es un sistema judicial y penal más justo, para criminales y para víctimas y familiares.
En lo primero, el Derecho ha avanzado mucho desde que Salomón cortara al niño desde por la mitad, y se ha visto que el ser impulsivo y las ansias efervescentes de justicia, no tienen que ensombrecer a la coherencia, la lógica y la dignidad. Aunque la verdad, no sé en qué postura estaría si mataran a algún familiar, me hubieran puesto una bomba lapa, o alguien de mi alrededor estuviera amenazado de muerte, no sé...
La demanda de un sistema penal más justo, es algo que está al orden del día, y que siempre estará por desgracia. En nuestro país tenemos los antecedentes de la Ley del Menor, o de los ladrones de las Ramblas. Nuestro país parece la casa de los anuncios del Leroy Merlin, pero siempre se suele empezar todo por el tejado.
En esta película, Gerald Butler, organiza una serie de asesinatos de los culpables de la muerte de su familia, instando a Jamie Foxx a que promueva cambios en el sistema judicial de Philadelphia. Gerald vuelve al cine de acción, y abandona su incursión en el melodrama y en lo romántico, donde salió muy beneficiado tras su participación en La Cruda Realidad, pero se desvirtualizó completamente tras Posdata: Te quiero, que película más coñazo,y tras Exposados, que no quiero ni leer la sinopsis: Jennifer Aniston, nos aburres. La cagaste, Gerald Butler, aunque te perdonamos de momento por el hecho que seas escocés.
Jamie, ganador de un Óscar en 2004, no tengo el placer de conocerle tanto, pero en El Día de San Valentín, me encantó como comentarista deportivo pan sin sal, que le toca retransmitir el día de mayor amor comercial, pero sin caer en faltar al respeto a un mendigo.
Si este fin de semana, os apetece una mezcla explosiva entre ética, acción y suspense, ésta es vuestra película.
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