Segundas partes nunca fueron buenas, acostumbramos a oír una y otra vez, y la experiencia nos dice, también una y otra vez, que ese refrán tiene más razón que tu madre cuando te decía "eso, caca". Pero, al igual que hay una regla, también hay excepciones (pocas), y 'Aliens, el regreso' es, gracias a Dios, una de ellas.
Hace ya mucho tiempo que no revisiono esta película, lo cual no está falto de delito por mi parte, pero sin duda no me olvido de ninguna escena, de ningún momento, y, sobre todo, del odio a Burke, ese mafioso empresario asqueroso que quería incubar un alien dentro de Newt y Ripley. Nadie, repito, nadie, toca a la teniente Ripley. No pudo con ella la reina de los aliens, va a poder un tipo llamado Burke.
James Cameron cogió el relevo al gran Ridley Scott tras la exitosa película de terror y ciencia ficción 'Alien, el octavo pasajero', para dar a luz a esta maravillosa y genial obra más enfocada a la acción que al miedo (problemas del ya saber cómo es el mal al que nos enfrentamos). Sin embargo, el resultado es sencillamente perfecto. Nadie olvidará nunca a Bishop mientras viva, sobre todo la escena del cuchillo y la mano de Hudson, mientras su cara se desfiguraba por momentos, quitándole la sonrisa al gracioso de la clase (¿dónde hay una cabina para llamar a mi madre?)
Ellen Ripley fue rescatada de la nave de emergencia de la Nostromo, que vagaba por el espacio, donde la buena de la teniente había pasado cincuenta y siete años hibernando, como quien dice. Mientras se está recuperando psicológica y físicamente del duro golpe, se entera de que el planeta donde ella y su tripulación encontraron los huevos de aliens ahora está repleta de colonos que realizan tareas de investigación para, de algún modo, hacer de este mundo algo bello donde vivir. Pero, lamentablemente, perdieron la comunicación y ahora toca ir a ver qué narices está pasando allí, con la teniente Ripley como cabeza de serie, ya que ella consiguió sobrevivir a un bicho asqueroso de esos.
Una película de esas que te hacen quedarte pegado a la butaca, aunque sea ya 23 años después de su estreno, en la que las reglas de las películas de acción siguen su curso sin deteriorarse lo más mínimo, no como esas cosas novedosas en las cuales la cámara se mueve lo suficientemente lento para que, aunque no pase nada en escena, parezca una escena de acción. No, señores, el espíritu alien sigue vivo, y siempre tendremos las dos primeras partes de la saga para reconvencernos de quien nos quiere decir lo contrario (como los directores de aliens vs. predators).
Y nos encanta Sigourney Weaver destruyendo aliens.